#2 Ensayo: España. Ocaso y Amanecer.

Convivimos con el café y el tabaco para mantener el ritmo. El alcohol reina en el

ocio. El consumo de hipnosedantes se ha disparado. El INE lo muestra claramente,

si comparamos los informes sobre el consumo de drogas de 2019/20 y 2021. Un

dato revelador es que el primer informe tiene 97 páginas y el segundo 293, siendo el

segundo de un solo año. Desde la pandemia, es un misterio oscuro el número de

personas afectadas por patologías mentales. El sistema de salud mental es incapaz

de hacer frente a tanta cantidad de consultas y en el ambiente predominan la queja,

la hostilidad y el hastío. La última legislación política, liderada por Pedro Sánchez,

ha violado reiteradas veces la Constitución y, además, ha efectuado operaciones

muy defectuosas. Debido a dichas operaciones y al enlentecimiento de los procesos

administrativos, hay pensionistas sin pensiones, enfermos sin tratamiento,

criminales libres, inocentes condenados, ayudas fraudulentas, casas okupadas y un

sin fin de solicitudes, notificaciones y sentencias sin tramitar. La inflación que

comenzó tras el conflicto entre Ucrania y Rusia está contribuyendo al descontento

de una población que trabaja, de media anual, 1695 horas, de las cuales solo un

31,5% son productivas (EAE Business School, 2018). La sequía está arruinando el

sector agrícola, especialmente en el sur, donde las campañas han visto su

rendimiento desplomarse y, a falta de cuatro meses para que finalice la campaña de

aceite de oliva, los pronósticos son desastrosos. Almería registró en 2021 una

producción de 16 mil toneladas, en 2022 de 10 mil y, para este año, la previsión es

de unas 2 mil, según "La Vanguardia", estableciendo cifras sin parangón en el precio

de venta al público del oro verde. Por otro lado, la ganadería está cada vez peor

remunerada y se advierte un futuro en el que la ganadería bovina no va a estar

presente. Millones de litros de leche han sido desperdiciados por no ser rentable su

producción. Detrás de esta situación, la creencia de que este ganado está

contribuyendo al empeoramiento de la situación climática es el Caballo de Troya

para eliminar una actividad milenaria y sostenible. No obstante, las macrogranjas

porcinas alimentadas a base de soja importada de los latifundios pertenecientes a la

Fundación Bill & Melinda Gates (Con la Soja al Cuello, 2022), que inflaman nuestros

cuerpos y contaminan nuestras aguas subterráneas, parecen ser legítimas en este

conflicto de intereses. La biotecnológica salmantina Tebrio, en el otro espectro de la

adaptación progresista, planea terminar de construir la granja de insectos más

grande del mundo en Salamanca (2024), para su posterior procesado en forma de

harina, la cual se emplea ya en el mundo de la alimentación. La obesidad está en

máximos históricos. Los datos más recientes del estudio ALADINO (2019) apuntan

que un 40% de la población infantil padece sobrepeso u obesidad (23% y 17%,

respectivamente). La obesidad en adultos (INE) se encuentra en el 16%, según

datos de 2020. El gasto total en salud que desembolsó España en 2019 fueron

2.746 millones de euros y se espera que en 2030 sea de 3.651 millones, es decir, un

2,34% del PIB. ¿Cómo ha llegado España a una situación tan patética?

Cristina Martín Jiménez, periodista y escritora de Los dueños del planeta, lo tiene

muy claro. La Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible están detrás de

la decadencia de España. “No tendrás nada y serás feliz” es una oración cruda y

tiránica, digna de una sociedad que impone la felicidad como imperativo categórico,


como principio y fin de la experiencia humana. Una felicidad construida mediante un

sistema de creencias con base materialista. Simultáneamente, asistimos ante la

sociedad más suicida, enferma, narcotizada, polarizada y deprimida de la historia,

tanto en España como en el mundo. Los avances tecnológicos no han solucionado

los problemas vitales del ser humano, sino que nos han conducido a una situación

paradójica en la que huir de la realidad significa desconectarse de Internet. Una red

que, en España, empleamos, de acuerdo con Digital 2023: Global Overview

Reporter, casi 6 horas al día entre ordenadores y dispositivos móviles (smartphone,

tablet...). No es de extrañar, ya que el 82% de los hogares españoles están

equipados con al menos uno de estos dispositivos y una conexión a la red. La

comunicación, el entretenimiento y la información dominan el tiempo de consumo en

la red, quedando en últimos lugares la venta de bienes y servicios, la participación

política y social, y la educación (superada incluso por la banca en línea), según la

Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación

(TIC) en los Hogares (2022). Las redes sociales hacen eco de los acontecimientos

socioculturales y el espacio para el debate se convierte en una vorágine inhumana

de insultos, desprecios y noticias falsas. Una política mediatizada, infantilizada y

sumisa ante las órdenes de la Unión Europea ha desembocado en una guerra social

en la que se destacan la ideología de género, llevada a colegios e institutos, la

inmigración masiva, traducida en un aumento de la criminalidad, y el despilfarro del

dinero público en banquetes, equipamiento tecnológico, propaganda ideológica,

prostitutas, drogas, escoltas, coches de lujo, viajes en avión privado y blanqueo de

capitales por parte de la esfera política. En conceptos de Aitor Guijasola, polémico

abogado, los trabajadores están manteniendo a una «nueva nobleza» que ha

arrasado con las arcas públicas en beneficio propio, siendo España una «dictadura

socialcomunista». Los españoles somos conscientes de todo esto, aunque

incapaces de afrontarlo y cambiar el curso de nuestra historia. Los cuerpos de

seguridad del estado, lejos de velar por el pueblo, se limitan a cumplir órdenes, a

sacar tajada de la “guerra contra las drogas” y a propinar palizas a diestro y siniestro

en manifestaciones, detenciones y redadas, incluso a personas inocentes e

inofensivas. El periodismo vive por y para las grandes corporaciones y todo el

torrente de información que recibimos es negativo o publicitario. Es coherente que

los españoles cada vez se droguen más, puesto que la realidad que se vive en

España es la de un meme bipolar, con una cultura enfocada en el ocio y el jolgorio y

una sociedad abocada al fracaso ético y moral. Por tanto, la búsqueda de la huida

se ha convertido en algo primordial y el primado negativo en el pan de cada día. A

través de los medios de comunicación de masas se ha bombardeado al público

receptor con sensaciones constantes de miedo, tensión, impotencia y sumisión

desde el comienzo de la pandemia, siendo portada diaria la guerra entre Ucrania y

Rusia, así como cualquier información sobre el Covid y sus nuevas oleadas. Sin

embargo, no podemos permitir que nos desmorone este escenario de falsa bandera,

infoxicación y depresión. Después de cada ocaso viene una noche y tras cada

noche un amanecer. El amanecer sociocultural de España solo puede surgir tras un

saneamiento total de sus costumbres y tradiciones. El ser humano es un animal de


hábitos, de condicionamientos aprendidos. Siempre pienso en la frase de Calderón

de la Barca «La vida es sueño y los sueños sueños son» y la comparo con el

proceso de hipnopedia al que someten a los ciudadanos de Un Mundo Feliz. El

adoctrinamiento del español común pasa por diferentes estadios que es necesario

analizar para comprender cómo se integra la personalidad sociocultural.

Nuestra primera y principal fuente de educación es la familia, de la cual obtenemos

el temperamento, el carácter y los valores. La segunda es la sociedad, de la cual

aprendemos la desenvoltura de las relaciones interpersonales. Por último, tenemos

la educación institucional, caracterizada por un sistema de puntaje numérico,

reducido a memorización, obediencia y asistencia rutinaria. Desde pequeñitos nos

lanzan a las escuelas como carne a los leones para que aprendamos a competir, a

compararnos y a ser futuros humanos domésticos limitados a funciones sistemáticas

de producción, tal como lo comunica Pink Floyd en Another Brick in the Wall. Al

español común se le educa como a un «delta», es decir, se le educa para

desempeñar trabajos mecánicos basados en patrones lógicos, para lo cual se mide

su cociente intelectual a través de pruebas basadas en la capacidad de identificar

patrones geométricos y de retener información a corto plazo. Asimismo, la sociedad

de consumo, diseñada mediante la publicidad, enseña a emplear el tiempo de ocio

para consumir en grupo, ya sea en bares, cines, centros deportivos, restaurantes, o

en casa frente a la televisión, entre otros escenarios, desintegrando así la

individualización y el pensamiento crítico característico de los «alfas», retomando la

analogía con la obra de Aldous Huxley. Se ha culturizado la cervecita con los

colegas después de trabajar, las copas del fin de semana con las amigas, la pizza

de los martes con tu pareja y la serie de Netflix antes de dormir. Esta herencia que

están adquiriendo nuestros jóvenes tiene como consecuencia que la edad media de

inicio en el consumo de alcohol, cannabis e hipnosedantes se haya reducido a los

14 años (INE), mientras la comprensión lectora y la capacidad de concentración se

desploman, aumentando drásticamente los casos de TDAH. Además, los peligros

de las nuevas tecnologías son visibles en la cantidad de personas que interactúan

con las casas de apuestas, los videojuegos en línea, las plataformas de

entretenimiento audiovisual (Netflix, HBO...) y las redes sociales. El ejemplo más

rastrero de la manipulación social, al menos en mi opinión, lo veo en los

supermercados, donde es muy común encontrar bollería industrial, comestibles de

alto índice glucémico (chucherías, chocolate) y otros artículos insanos de rápido

consumo junto a las cajas registradoras, tentando a adultos y niños que esperan su

turno en la cola. España ha avanzado en la regulación de la publicidad en ciertos

aspectos. Ya no se emiten anuncios de apuestas durante la franja horaria de vigilia,

pero todavía se anuncian el alcohol y los ultraprocesados. Tanto en España como a

nivel global, debería existir una política que regule ambas categorías con el fin de

reducir la pandemia sanitaria actual. Hablamos de una utopía, pues el feroz

mercantilismo capitalista tiene claras sus prioridades con respecto a estas

cuestiones. El dinero prevalece sobre la salud. Por tanto, el amanecer debe

comenzar en los hogares, eliminando el consumo de tabaco, moderando el uso del

alcohol y buscando alternativas más saludables en la alimentación, actividad física e


higiene del sueño. Con esto me refería al replanteamiento de la identidad

sociocultural del español común, propagada por sí misma como un parásito

incorpóreo hasta ser verdugo y víctima de sí misma. Necesitamos eliminar el

parásito mental del organismo. Mario Alonso Puig habla de «Resetear la mente», es

decir, identificar y rectificar los aspectos conductuales defectuosos que limitan

nuestra salud y felicidad. Dicho a la ligera, puede parecer una afirmación

presuntuosa, pero existen herramientas para trabajar la personalidad de forma

autónoma. El Dr. Paul Conti, psiquiatra de la Universidad de Stanford, ha

presentado muy recientemente un Podcast junto a Andrew Huberman, neurobiólogo

de Stanford, donde aportan información extremadamente valiosa y práctica para

identificar nuestro estado de salud mental. Son varios vídeos y en la descripción se

enlazan los recursos que mencionaré a continuación.

Nuestra identidad tiene una estructura y una función. Los aspectos de la estructura

son el ser, el personaje que representamos, los mecanismos de defensa, la mente

consciente y la mente inconsciente. Por otro lado, la función del ser se compone de

su esfuerzo, su comportamiento, su foco de atención interna y externa, sus

mecanismos de defensa en acción y su conciencia de sí mismo. Todos estos rasgos

van a disponer cómo gestionamos nuestra humildad y nuestro empoderamiento, que

a su vez nos ayudarán a gestionar la gratitud y nuestras acciones con el objetivo de

permanecer en un estado de paz, alegría y deleite sin la necesidad de estar

narcotizados y sometidos al placer desmesurado y fácil de las drogas y de las

conductas adictivas. Todo esto requiere de una gran disciplina, honestidad,

entusiasmo y motivación, ya que precisa de trabajo individual constante y

consciente para ampliar la percepción sobre uno mismo y romper con las creencias

limitantes que arrastramos de forma consciente e inconsciente a diario. Desde mi

humilde morada os animo, lectores y lectoras, a que reflexionéis sobre los pilares de

la identidad. Os animo a crecer personalmente sin necesidad de formaciones caras,

ni de lujos materiales. Os animo a realizar una introspección completa y a identificar

la negatividad de vuestra narrativa interna, formulada por el parásito mental a través

de los mecanismos de defensa del ego, para poder rectificar vuestra percepción y

cambiar las creencias que día a día os limitan como seres humanos; aquellas que

os hacen menos libres y más miserables. Que seáis conscientes de vuestra

vulnerabilidad, pero también de vuestra fortaleza. Que cuidéis vuestra alimentación,

vuestra salud física, la información que consumís, las personas de las que os

rodeáis, las metas que os ponéis. Como colofón, pensad que la Industria nos está

parasitando, que cada euro que gana Coca-Cola, Nestlé, Monsanto, Netflix, etc. es

un euro que será usado en nuestra contra. Recordad el monólogo de Brad Pitt en El

Club de la Lucha «Nuestra guerra es la guerra espiritual. Nuestra gran depresión es

nuestra vida». No seremos lo que soñamos, pero podemos ser todavía mejores que

en nuestros sueños si permanecemos aquí y ahora en paz, alegría y deleite. Con la

conciencia tranquila por no alimentar los bolsillos de quienes nos enferman y con el

espíritu de guerreros que saben qué lucha maniquea se está librando; guerreros que

saben que el bien siempre está por encima del mal, siempre que rechacemos el

mal. Muchas gracias a todos por vuestra atención.

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